El ALFABETO. Lo misterioso
y secreto resulta atractivo a los niños, así que aprenderán el alfabeto enseguida con tal de cifrar y descifrar mensajes. Parece complejo porque he
incluido los dibujos, pero es muy fácil de entender si vais escribiendo en la
pizarra el proceso a medida que leéis, solo se trata de sustituir unas letras
por otras.
En esta historieta lo que
interesa es que descubran MAMÍFEROS IBÉRICOS POCO CONOCIDOS, para ello les he asignado un nombre en clave de mamífero. Dentro de dos meses los cambiaríamos por otros de: peces, aves, reptiles, insectos o árboles.
Como actividad podrían elaborar una FICHA: foto, nombre común y científico, descripción, hábitat, alimentación, lugar que ocupa en la pirámide trófica, sus enemigos, dónde vive, crías, etc. Cada uno puede explicar su animal a los demás y estaría bien que durante un tiempo se expusieran en la clase o en el pasillo para que todos se familiarizaran con ellos.
Como actividad podrían elaborar una FICHA: foto, nombre común y científico, descripción, hábitat, alimentación, lugar que ocupa en la pirámide trófica, sus enemigos, dónde vive, crías, etc. Cada uno puede explicar su animal a los demás y estaría bien que durante un tiempo se expusieran en la clase o en el pasillo para que todos se familiarizaran con ellos.
No sería mala idea que cada uno
tenga un CUADERNO DE CAMPO y que escriba todo lo que descubra sobre animales,
plantas, meteorología, mar… Pueden dibujar o pegar fotografías de revistas o
plumas, hojas…, o guardar en una cajita minerales, fósiles… ¿Por qué no tener
un AZ en clase que fuera el cuaderno de campo donde todos hicieran
aportaciones? En otoño es fácil encontrar hojas caídas, dibujarlas, identificar
el árbol, qué frutos da, cómo se llama el conjunto de esos árboles (sustantivos
colectivos), etc.
Entrenando para espías
Cuando Cristina anunció que el lunes
vendría alguien a dar una clase especial, lo que menos se imaginaban los
alumnos es que fuera sobre espionaje; pero es que su maestra se salía de lo
común y, de ella, podían esperarse cualquier cosa.
— ¿Adivináis quién ha venido
hoy? —preguntó la señorita mientras abría la puerta al invitado.
— ¡An-to-nio!, ¡An-to-nio!
—gritaron eufóricos los alumnos porque las actividades con él siempre
resultaban interesantes y divertidas.
— ¡Hola, chicos! —saludó
sonriendo—. Mira que sois escandalosos.
—Callad un poco, o mejor un
mucho; y prestad atención, por favor —pidió Cristina.
—Comando Lobo, pronto entraréis
en acción y debéis estar preparados —anunció muy serio Antonio—. Cristina y yo
os entrenaremos para que seáis auténticos agentes especiales.
— ¿Por qué somos especiales?
—preguntó JULIA con curiosidad.
—Porque aprenderéis técnicas que
los demás niños desconocen, sabréis muchas cosas y defenderéis la naturaleza. Cuando uno
destacada por saber mucho o defender algo es especial. ¿Preparados para ser agentes del Comando
Lobo?
— ¡Sí! —aceptaron ilusionados—. ¡Qué guay!
—Pero nosotros somos pequeños
—objetó LAIA un poco incrédula.
—Es verdad. Ser joven es una
ventaja porque estáis a tiempo de aprender muchísimo y, además, ¿quién pensará
que un niño es un espía?
— ¿Qué nos enseñaréis? —quiso
saber DALILA.
—Muchas cosas. Cristina os
explicará todo lo que necesitáis saber para vuestras misiones: matemáticas,
geografía, ciencias, inglés…
—Vaya rollo… —se quejó JAIME.
—Si tienes una misión en Canadá,
¿cómo irás hasta allí si no sabes dónde está? —dijo CAROLINA acordándose de sus
viajes.
—Imagina que un traficante lleva
323 contenedores con 127 loros cada uno, ¿cómo sabrás cuántos loros hay sin
saber multiplicar? ¿Supongo que no se lo preguntarás a él? —se burló JULIO.
— ¿Qué harás si el malo habla
inglés? —lo desafió VÍCTOR.
—Pues fácil; le digo que
traduzca, ja, ja, ja —bromeó JAIME—. Aunque sí, lo mejor es saber de todo
—reconoció luego.
—Es muy necesario que estéis en
forma: haced deporte, alimentaos bien y dormid ocho o nueve horas cada día. A
los cansados o debiluchos se les escapan los malos y les adelantaría… ¡hasta una
tortuga coja!
— ¡Ja, ja, ja! —Se reían todos
imaginando a la tortuga con bastón pasando por encima de uno adormilado.
—Cuando estemos en misiones
especiales os identificaréis con el carnet de Agente Especial que os ha
entregado Cristina y usaremos nombres en clave y contraseñas. Os enseñaré a
mandar mensajes secretos y a descifrarlos, de esta forma, el enemigo no se
enterará de nada aunque lo intercepte.
— ¡Vaya, esto sí que es
interesante! —exclamó DAVID emocionado
—Vuestros primeros nombres en
clave serán de mamíferos de península Ibérica. Todos sabéis qué es un elefante
y una jirafa, pero ¿quién sabe qué es una gineta o un desmán?
—Yo no, ni idea —reconocían
avergonzados.
—Da un poco de pena que
conozcáis los animales de África y no sepáis cuáles son los de España. Por eso
vais a investigarlos, algunos son un poco misteriosos, pero vosotros
descubriréis todas sus habilidades y aprenderéis de ellos (cuaderno de campo). Los murciélagos son
ciegos, en cambio, vuelan y oyen de maravilla; los topos, cavan túneles; las
ginetas son muy ágiles; los gatos monteses acechan como un felino en miniatura…
—les explicaba Cristina.
Antonio sacó una cajita llena de
papeles en los que había escrito el nombre de un animal.
—Haremos un sorteo y el mamífero
que cada uno escoja será su nombre en clave. Por favor, SUSANA, ¿quieres hacer de
secretaria y anotar los resultados? Empecemos.
—Yo soy Erizo —anunció IKER—. ¿Y
tú, ELENA?
—Pues yo, Garduña. ¿Qué bicho es
ese?
—Uno extraterrestre… —le
contestó muy intrigante Cristina—. Tendrás que averiguarlo.
—A mí, me ha salido Rebeco —explicó
IVÁN—. ¿Cómo es un rebeco?
Cada alumno fue desvelando su
nombre para que los demás supieran cómo llamarlos durante las misiones. Luego
Cristina les entregó una fotocopia de la lista realizada por SUSANA.
Ardilla ISABELLA
Armiño DAVID
Cabra montés DALILA
Castor ERICK
Ciervo SUSANA
Comadreja LAIA
Corzo JULIA
Erizo IKER
Gamo NORA
Garduña ELENA
Gato montés JULIO
Gineta YASSMIN
Liebre SUSI
Lince JAIME
Lirón careto AMIR
Marta CAROLINA
Murciélago CÉSAR
Meloncillo LAURA
Nutria AURORA
Ratón de campo VÍCTOR
Rebeco IVÁN
Tejón TAREK
Topo BLANCA
Turón ÁLEX
Visón europeo SOFÍA
Zorro ALBERTO
(Otros: rata de agua, hurón,
musaraña, musgaño, conejo, oso, topillo, foca, delfín)
—Antonio, ¿cómo te llamarás, tú?
—preguntó SUSI.
—En todas las manadas de lobos
hay una pareja que son los jefes, ellos son los únicos que pueden tener crías y
guían a los demás en la caza. Esos lobos se llaman alfa. Cristina y yo seremos
Loba Alfa y Lobo Alfa.
—Entonces, ¿cómo va esto?, ¿la
llamo señorita Cristina Loba Alfa? —dijo TAREK
—Nooo, solo Loba Alfa. ¡Mira que
eres animal! —exclamó ERICK.
—Pues sí, ahora soy un tejón, ja, ja, ja —le confirmó TAREK con guasa.
—Mira que eres tejón, ja, ja, ja
—bromeó ERICK.
—Es como en las películas, se
dice: «Aquí Turón llamando a Loba Alfa, ¿me recibes?» —les aclaró NORA.
— ¿Qué es eso de zurrón? —preguntó
ALBERTO un poco confundido.
—Zurrón, no, es Turón. ¡Qué
cazurro! —contestó ÁLEX que era Turón en nombre clave.
—Cazurro, no. Mejor, cazaturón.
Ja, ja, ja —le rectificó ALBERTO, el Zorro.
—A mí, no me caces, ¿eh? —dijo Turón
(ÁLEX). Y Turón se fue corriendo y Zorro detrás persiguiéndolo y riéndose.
—Aquí Lobo Alfa llamando al
Comando Lobo, ¿me recibís?
—Sííí.
—Vamos a descifrar mensajes
—propuso Antonio mientras escribía xkhviyk
gkwk lnzlvnvyk lvnv gv vxxdki en la pizarra—. ¿Alguien sabe lo que pone?
—No se puede leer, no significa
nada —se quejó SOFÍA con desilusión.
—Eso es porque es un mensaje
secreto y está cifrado. Cifrar es escribir una frase en un código secreto y
descifrar, leerla. Todo el mundo a fabricar una máquina de cifrar y descifrar
mensajes. Coged una libreta con hojas cuadriculadas y ponedla apaisada.
—Supongo que os acordáis del
alfabeto, ¿no? A, b, c —recitaba Cristina
—A, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k,
l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z —continuó NORA que se lo sabía
de carrerilla.
—Escribid el alfabeto, pero una
letra en cada cuadrito, cuando lleguéis a la “Z” volvéis a empezar con la “A”
hasta llegar a la “J”. Luego, escribís otro alfabeto al final de la hoja y lo recortáis.
Quedará así—. Les mostró Cristina.
—Decidme un número entre el dos y el diez
—pidió Antonio.
—Cinco, que es un número muy
bonito —propuso YASSMIN.
—Gracias, YASSMIN. Tachad los
cuadros de las cinco primeras letras (A,
B, C, D, E) y los de debajo. Colocad el alfabeto que habíais recortado a partir
del siguiente cuadrito.
—Escribid “ANTONIO”, ya sabéis:
una letra en cada cuadrito. Buscamos la “A” en el alfabeto de arriba y miramos
qué letra tiene debajo: la “V”. Escribimos “V” debajo de la “A” de Antonio.
Ahora, en la siguiente, cambiamos la “N” por la “I”, y así todas. Quedará:
“VIOKIDK”.
— ¡Qué raro es esto! —dijo LAURA—.
¿No te parece extraño, AMIR?
— ¡Pues, claro, es un código
secreto!
—A ver quién descifra el mensaje
que he traído —les retó Antonio—, mientras escribía en la pizarra: xkhviyk gkwk
lnzlvnvyk lvnv gv vxxdki. Ahora, se hace al revés: hay que cambiar las letras
de abajo por las de arriba, la “Z” será una “E”.
La clase se quedó en silencio; estaban
concentrados intentando desvelar el significado de aquella fila de letras.
—Dice: ¡Comando lobo, preparado
para la acción! —exclamó BLANCA la mar de contenta.
—Pues sí, «Comando lobo, preparado
para la acción» — confirmó Cristina, satisfecha de sus chicos.
—Espero que hagáis prácticas en
casa o en el recreo porque lo vais a necesitar —les aconsejó Antonio—. ISABELLA,
tú decidirás en cada misión los números secretos para cifrar los mensajes; y
tú, CÉSAR, las contraseñas ¿de acuerdo?
—Vale —asintieron orgullosos de
desempeñar el cargo de guardianes de contraseñas y números clave.
—Decidme muy bajito a la oreja
un número y una palabra de contraseña. —CÉSAR y ISABELLA le susurraron algo al
oído y volvieron a sentarse en su pupitre—. Hasta pronto, amigos —se despidió
Antonio.
Los chicos salieron al patio y estuvieron jugando a espías mandándose mensajes. Era divertido cifrar y descifrar.
Durante toda la semana, los alumnos de otras clases querían saber qué tramaban,
pero no podían contarlo, era un secreto.
El viernes un mensajero
interrumpió la clase de Ciencias preguntando por la señora Cristina.
—Traigo una carta urgente —anunció—,
han pedido que se la entregue esta mañana sin falta.
La señorita cogió el sobre rojo,
le dio las gracias y el hombre se marchó sin explicar nada más.
—Es un mensaje para vosotros
—dijo Cristina—. ISABELLA, por favor, ¿cuál era el número clave para cifrar los
mensajes?, el que le diste a Antonio.
—Era el ocho.
—A ver
qué tal se os da descifrarlo —Y les pasó el folio con un lío de letras: ealahf
iwjjh lstsvh s dsl ⦶tatdahmwus.
—Ya lo tengo: sábado, misión
perro, seis, biblioteca —susurró AURORA como se susurran los secretos.
—Creo que tenéis una misión… Ya
sabéis: el sábado a las seis os esperamos en la biblioteca. CÉSAR, por favor, ¿cuál
es la contraseña?
—Gaviota.
—De acuerdo. Recordadla bien.
Nos vemos mañana —se despidió Cristina.
Cada uno se fue a casa con una
extraña sensación, ¿eran nervios?, ¿era ilusión?, ¿era impaciencia?, esta
mezcla de emociones quizás se parecía a un estuche lleno de lápices de colores todos
revueltos.
No puedo contaros nada más, el
próximo día sabremos en qué consistió la nueva aventura del Comando Lobo. Continua en Peligro: veneno en el parque
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Reservados todos los derechos.
Gracias a los fotógrafos de Pixabay que ceden sus fotografías gratuitamente.
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