MALTRATO ANIMAL. En esta
aventura aprenden a observar lo que sucede en su entorno y descubren a una
mujer que envenena perros y gatos.
DESCRIPCIÓN DE PERSONAS. Primero
se realiza una ficha con las partes del cuerpo y los adjetivos para
describirlas, después se trabaja en una redacción.
SECUESTRO DE NIÑOS. Es un asunto
desagradable pero lo suficientemente grave como para que estén advertidos. Si
no se desea tocar este tema puede eliminarse sin distorsionar la aventura, para
ello borrad todo el texto de color azul.
La colaboración con la POLICÍA y
con la CLÍNICA VETERINARIA puede dar lugar a que les expliquéis la función que
realizan y que pueden acudir a ellos cuando lo necesiten, incluso podría
organizarse una visita.
**********
Foto: http://arahalinformacion.com/policia-nacional-pionera-espana-la-incorporacion-personal-femenino-casi-40-anos
«Misión perro. Sábado a las seis
en la biblioteca.» Esto era lo que decía el mensaje cifrado que había recibido
el Comando Lobo el día anterior (ver Entrenando para espías ).
El tiempo pasaba con lentitud,
como si las horas llevaran su reloj atrasado y llegaran tarde; y las seis…, las
seis se habían quedado durmiendo la siesta porque no había manera de que fueran
las seis. Cuando por fin llegó la hora, los miembros del Comando Lobo ya
estaban a la puerta de la biblioteca. Llamaron al timbre. Una mujer uniformada
les abrió.
—Buenas tardes. ¿Quiénes son
ustedes?
—Somos el Comando Lobo. Tenemos
una misión —contestaron con firmeza SUSANA y NORA que estaban las primeras.
—Pasen de uno en uno –les
ordenó muy seria—. Identificación y contraseña, por favor.
—Gaviota —decía cada uno y
mostraba su carnet (ver Credenciales del Comando Lobo).
—Bienvenidos, chicos. Me llamo
Sheila y soy policía nacional. Venid conmigo.
La siguieron por un pasillo
hasta un salón de reuniones de esos enormes con una mesa tan grande que podría
aterrizar un avión, o mejor, tirarse uno en plancha y patinar. Allí se
encontraban Cristina y Antonio charlando mientras tomaban un café.
—Hola, amigos. ¡Me encanta que
seáis puntuales! —los felicitó Cristina—. Sentaos alrededor de la mesa. Ya
conocéis a Sheila, ella trabajará con nosotros en esta misión. Antonio, ¿puedes
explicarnos en qué consiste?
—Sí, es un asunto bastante
grave: tres vecinos de La Romanilla han denunciado el envenenamiento de sus
perros y Sheila nos ha pedido colaboración.
—Se trata de que hagáis de
espías, de que observéis en el parque si alguien deja comida que pueda estar envenenada.
Cuando veáis a la persona sospechosa debéis pasarme una descripción lo más
detallada posible para poder detenerla —les pidió Sheila
— ¿Tenemos que hacer una ficha
del sospechoso? —preguntó ÁLEX.
—Exacto. Cuantos más detalles
mejor, no solo de la persona, también del coche y de todo lo que pueda ayudar a
identificarlo —añadió Antonio.
—Sobre todo, no habléis con él.
Yo estaré en el parque de incógnito, pasadme un mensaje o avisadme por estos
pinganillos que llevaremos todos. Usaremos nuestros nombres en clave (ver listado en Entrenando para espías ). Yo soy
DESMÁN DE LOS PIRINEOS. Al sospechoso lo llamaremos «monstruo», ¿de acuerdo?
—preguntó Sheila.
— ¡En marcha, Comando Lobo! ¡Aúúú!
—aulló Cristina y le contestaron todos.
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La Romanilla - Parque Sor Dolores |
Divididos en tres grupos para no
llamar tanto la atención se dirigieron al parque por distintas calles; primero,
CRISTINA, ALBERTO, ÁLEX, AURORA, VÍCTOR, JAIME, CAROLINA, ELENA Y YASSMIN;
después, SHEILA, IVÁN, ISABELLA, LAIA, DAVID, DALILA Y CÉSAR; y a continuación,
ANTONIO, ERICK, SUSI, SUSANA, JULIA, NORA, AMIR, IKER, JULIO, TAREK, LAURA, SOFÍA
y BLANCA. Los niños se pusieron a jugar a fútbol, a saltar a la comba y a jugar
al pilla-pilla, pero mirando con disimulo a todas las personas.
—Aquí Cierva (SUSANA). Un hombre
entra en la plaza por la esquina del colegio,
¿podéis venir?
—Aquí Liebre (SUSI). Vamos a
jugar al pilla-pilla y nos acercamos corriendo.
—Aquí Comadreja (LAIA). Buena
idea, Liebre. Voy superrápido. ¡Comadreja al ataqueee!
—Aquí Corza (JULIA). Yo también
me apunto. ¡Corza a la carreraaa!
Al instante, se había reunido
allí media clase riendo y corriendo, pero observando de reojo a cualquier
sospechoso.
—Aquí Gamo (NORA). Falsa alarma. No lleva nada. Solo
ha cruzado el parque y se va.
—Aquí Lince (JAIME). Alerta:
esos chicos que están en el centro del parque han tirado algo al suelo.
—Aquí Nutria (AURORA). Me acerco
a investigar. Cubridme.
—Aquí Ratón (VÍCTOR). Voy
contigo, Nutria. Sigámoslos.
—Aquí Nutria (AURORA). Es un
trozo de magdalena. Está un poco reseca y mordida, no le habrá gustado y la ha
tirado suelo.
—Aquí Gineta (YASSMIN). Entonces
no es “monstruo”, es “guarro”.
—Tienes razón, Gineta. Jajajaja
—se reían todos.
*************
—Seño, ¿podemos ir al
veterinario a preguntar si han ingresado más perros enfermos?
—Me parece una buena idea, ELENA.
Quizás obtengamos alguna pista.
Cristina llamó a la clínica para
preguntar si podían atenderlos y como les dijeron que sí, se encaminaron hacia
allí VÍCTOR, JAIME, CAROLINA, AURORA, ELENA, YASSMIN, ÁLEX y ALBERTO. Cuando
llegaron, Alejandra, la veterinaria, les estaba esperando.
—Hola, chicos. Me alegro mucho
de conoceros. El trabajo que estáis haciendo es muy importante.
— ¿Habéis atendido a más perros
intoxicados? —se interesó CAROLINA.
—Pues sí, y dos gatos, pero
hasta que no lleguen los resultados del laboratorio no puedo confirmaros si ha
sido por veneno. Los perros pueden intoxicarse o enfermar de muchas formas.
— ¿Ah, sí? No lo sabía. Yo tengo
un perro, me interesa saber cómo —dijo ALBERTO algo preocupado.
—Por ejemplo: con chocolate,
uvas, pasas, ajos, cebollas, semillas de frutas como la manzana, bebidas
alcohólicas y con algunas plantas o
medicamentos como el paracetamol o la Aspirina.
— ¡Anda! Pues yo he visto a
gente que les da galletitas de chocolate —aseguró VÍCTOR.
—Es mejor que no lo hagan,
algunos perros sufren convulsiones, aceleración del corazón, diarreas, vómitos
y, a veces, mueren.
— ¿Cuáles son las plantas
peligrosas? —preguntó JAIME.
—Hay muchas: adelfa, tejo,
cicuta, ave del paraíso, lila, dieffenbachia, palmera sagú, marihuana, azalea, narciso,
ricino, aloe...
Gineta (YASSMIN) que estaba
junto a la ventana interrumpió la conversación con un grito:
— ¡Mirad al otro lado de la
calle, hay un chico con un dálmata! El perro ha caído y no puede levantarse.
¡Vamos a ayudarlo!
Salieron en manada lobuna. Querían
cruzar la calle enseguida, pero el hombrecito rojo del semáforo los miraba con
mala cara. ¡Qué impaciencia! Veían el dálmata sacando espuma por la boca y al
chaval intentando reanimarlo.
¡Por fin, verde! Un coche de fórmula
uno no sale tan rápido de la parrilla como ellos. Entre todos cogieron al
enfermo: Gineta y Turón, la cabeza; Garduña y Nutria, las patas delanteras;
Marta y Zorro, las patas traseras; y Ratón, Lince y el dueño, el cuerpo.
¡Pesaba como un dinosaurio gordote!
Ni falta que hizo preguntar,
todos sospechaban lo que le sucedía. Lo llevaron a la sala de curas de la clínica veterinaria.
—No sé qué le pasa al perro —se
lamentaba el dueño—, ha estado devolviendo y lloriqueando todo el día.
— ¿Ha comido algo raro fuera de
casa? —preguntó Alejandra.
—No. Bueno… —titubeó el chico—,
esta mañana una señora le ha dado una golosina.
— ¿Conocías a la mujer? ¿La
habías visto antes? —quiso saber ÁLEX.
—Qué va, se ha acercado a
nosotros y nos ha dicho que era un perrito muy gracioso y que le gustaba.
— ¿Te acuerdas de cómo era?
—preguntó JAIME empezando a tomar notas.
—No me he fijado, la verdad,
solo recuerdo que era una señora mayor y delgada.
—Dinos en qué lugar ha sido —le pidió CAROLINA.
—En el parque Sor Dolores de la
Caridad, delante del colegio La Romanilla.
—Muchas gracias por la
información. Espero que tu Perry se recupere —le deseó VÍCTOR con una sonrisa
para animarlo, pero en el fondo todos estaban muy apenados.
—Aquí Marta (CAROLINA), tenemos
una pista importante.
—Aquí Rebeco (IVÁN), os
escuchamos, ¡empezad a cantar!
—Aquí Garduña (ELENA), “monstruo”
podría ser una mujer mayor, delgada. La han visto esta mañana en nuestro
parque, así que, estad atentos.
Dejaron a Alejandra curando al
dálmata y regresaron al parque para reforzar la guardia.
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http://acupunturacanina.blogspot.com.es/p/dumbo-intoxicacion-dalmata-3-anos.html |
—Hola, soy Rebeco (IVÁN).
Atención: dos mujeres se han parado debajo de un pino al norte. Solicito
observadores.
—Armiño (DAVID) y Comadreja (LAIA)
nos dirigimos allí jugando con el balón.
—Aquí Cabra Montés (DALILA).
Ardilla y yo estamos en la zona. Pásame la pelota, Comadreja.
—Ardilla (ISABELLA) captando
conversación de sospechosas. Hablan sobre algo de un gimnasio.
—Aquí Cabra Montés (DALILA). Nos
quedaremos un rato de guardia, pero que creo que ninguna es “monstruo”.
La tarde transcurría sin que
apareciera la persona que había dejado el veneno. Quizás no había sido en ese
parque o quizás no pensaba venir el sábado. Siguieron jugando un par de horas
más.
**************
De repente, escucharon por los pinganillos la voz
angustiada de ISABELLA.
—Aquí Ardilla
(ISABELLA). Venid rápido, por favor.
—Aquí Loba Alfa.
¿Qué sucede?
—Aquí Comadreja (LAIA). Ardilla, Rebeco y yo estábamos merendando,
sentadas en un banco, y hablando con otra niña que se llama Elisa. Un hombre se
ha acercado y le ha preguntado si se acordaba de él.
—Aquí Rebeco (IVÁN). Elisa ha contestado que no lo
conocía, pero el hombre la ha convencido de que era amigo de sus padres.
—Aquí Cabrá Montés (DALILA). Le ha dado una piruleta
y le ha pedido que la acompañara al coche porque tenía un regalo para ella.
—Aquí Murciélago (CÉSAR). Como ella no quería, la ha
cogido por el brazo y ha intentado llevársela a rastras. Elisa se ha puesto a llorar.
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Elisa está asustada |
—Aquí Zorro (ALBERTO). Yo le he dado un patadón en
la espinilla a ver si la soltaba.
—Aquí Cierva (SUSANA). Elisa le ha mordido la mano. Entonces
la ha soltado. Todos los que estábamos allí le hemos gritado: «Déjala en paz»,
y se ha marchado cuando hemos empezado a tirarle piedras. Armiño y Rebeco lo están persiguiendo.
Armiño y Rebeco se habían detenido cerca del coche y
estaban anotando la matrícula del vehículo cuando, de repente, el hombre se dio
cuenta y fue hacia ellos hecho una furia.
— ¿Qué estáis haciendo, mocosos? ¡Enseñadme ese
papel! —ordenó arrancándole la nota de las manos. Miró lo que habían escrito: SNVA S* ϕωoá VYT —. Solo
son garabatos de críos —masculló. Tiró el papel, subió al coche y se fue
echando chispas.
En ese momento llegaron Cristina, Antonio y gran
parte de la manada lobuna.
—Seño, creo que a Elisa se la quería llevar un hombre
malo—dijo DALILA conmocionada.
Armiño les dio la nota con los datos del vehículo.
—Aquí Loba Alfa llamando a Desmán de los Pirineos.
Posible intento de secuestro de una niña en un Audi A5, matrícula 6812DGB.
—Aquí Desmán de los Pirineos. Lo comunicaré a la
central para que localicen al dueño del vehículo. Gracias, Comando Lobo.
Casi anochecía, y se estaban
agrupando para marcharse a casa, cuando la sombra de alguien apareció a la otra
punta del parque.
—Aquí Visón (SOFÍA). Sospechosa
a la vista. Por favor, armad un poco de follón para que se fije en vosotros y no
se dé cuenta de que la estamos espiando.
—Aquí Murciélago (CÉSAR). De acuerdo.
¿Y si aullamos todos juntos? ¡Aúúú! —Empezó Murciélago y le siguieron los demás.
La sombra se giró sobresaltada,
miró a los chicos, soltó una palabrota y se fue hacia los árboles. Topo (BLANCA)
y Meloncillo (LAURA) la seguían escondiéndose detrás de los bancos y de los
troncos.
— Aquí Topo (BLANCA). Creo que
podría ser “monstruo”. Ha dejado unas bolas de carne al pie de una palmera y se
marcha.
—Aquí Meloncillo (LAURA). Voy a
embolsarlas para que las analicen en el laboratorio —informó mientras se enfundaba unos guantes de látex.
Inesperadamente, la vieja se
giró y, al ver a Topo y Meloncillo coger las albóndigas volvió hacia ellas a
grandes zancadas, clavándoles una mirada que parecía brillar en la oscuridad de
tan malvada. Ellas no la vieron porque
estaban de espaldas recogiendo las muestras, suerte que sus compañeros las
avisaron:
— ¡Topo, Meloncillo, corred,
corred, va hacia vosotras! —gritaron Tejón (TAREK) y Erizo (IKER)
— ¿Cómo os llamáis? ¿Topo? ¿Meloncillo?
¿Son apellidos? ¡Venid aquí —gritaba la
vieja con su voz de cascajo—, ya os encontraré, preguntaré quién sois y dónde
vivís!
Pero lograron escapar antes de
que se acercara a ellas. Al ver que las niñas estaban acompañadas por Cristina
y Sheila, se marchó refunfuñando sin
poder hacer nada.
—Ja, ja, ja. Se cree que nos
llamamos Topo y Meloncillo —y se partían de la risa—, nunca nos encontrará, esos
no son nuestros verdaderos nombres.
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Espías en acción |
—Aquí Gato Montés (JULIO). Vamos
a perderla. Solicitamos permiso para seguirla fuera del parque.
—Aquí Lobo Alfa. Permiso
concedido, Gato Montés. Lirón Careto y Castor, id vosotros también. Yo os acompaño
a distancia para no llamar su atención. Adelante.
—Aquí Lirón Careto (AMIR). Posible
“monstruo” ha entrado en un bloque de pisos.
—Aquí Lobo Alfa. No entréis,
solo apuntad la dirección.
Gato Montés y Lirón Careto estaban
cifrando el nombre de la calle y Castor tomaba nota cuando la señora volvió a
salir con otra bolsa de carne.
— ¿Qué estáis haciendo frente a
mi portal? A ver ese papel —dijo y les quitó el cuaderno de un manotazo.
—No, es nada, señora. Estamos
jugando a una gincana—improvisó Lobo Alfa (ANTONIO) que se había acercado de
inmediato al verla—, los niños buscan
pistas para resolver un jeroglífico.
La señora miró aquellas filas de
letras y signos: SÑWFAVS VWD ESK ωá y, como no entendía nada, les
devolvió la libretita y se metió otra vez en la escalera maldiciendo.
—Aquí Desmán de los Pirineos
(SHEILA). Comando Lobo, necesito que me acompañéis a comisaría. Reuníos todos a
la puerta del colegio, por favor.
De las cuatro esquinas del
parque se fueron acercando los chicos para marcharse con Sheila.
— ¿Por qué vamos a comisaría? —preguntó
BLANCA
— ¿Podéis hacerme una
descripción de la sospechosa? —solicitó Sheila—. Supongo que os habréis fijado
bien, ¿no?
— ¡Claro que sí! Tengo su foto
en mi cabeza—afirmó ERICK seguro de que sus observaciones serían útiles.
Se dieron un paseo hasta la
comisaria comentando lo que había sucedido aquella tarde. Sheila les hizo pasar
a su despacho, les pidió que se concentraran para recordar todos los detalles,
y enseguida empezaron a trabajar en un programa informático de dibujo de
retratos robot.
—El hombre era bajito, más que Antonio, gordo, con
barrigota —especificó IVÁN entornando los ojos para acordarse mejor.
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Trabajando con el programa de retratos robot |
—Era un tipo paliducho con pelo rizado de color
castaño. No sé cómo eran sus ojos porque llevaba unas gafas de espejo azul,
pero tenía una nariz un poco torcida y ganchuda —añadió LAIA.
—No tenía los labios ni muy gruesos ni muy finos, en
cambio, los dientes eran amarillentos y mal colocados. Creo que pasaba de los
sesenta años, como un abuelo —dijo DAVID.
— ¿Tenía alguna marca especial o llevaba algo
distintivo? —preguntó Sheila.
—Llevaba un pendiente pequeño en lo alto de la
oreja, un arete. —Recordó DALILA— Y en el dedo pequeño, he visto un anillo con
una piedra roja.
—Vestía una camisa negra y pantalón tejano sin nada
especial, pero los zapatos eran muy raros, uno tenía el talón más alto que el
otro —informó JULIA que es muy observadora.
—Su voz sonaba afónica y su acento no era de aquí.
Creo que podría ser un extranjero porque decía «good» y no pronunciaba bien las
erres—apuntó ISABELLA.
Sheila les mostró el retrato robot y tras retocar
algunos detalles y añadir la matrícula, le pasó el informe a otro policía para
que empezaran a buscarlo.
—Estupendo, chichos. Ahora, le toca a la mujer.
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Repasando las notas para informar a Sheila |
—Y mucho más fea. Ja, ja, ja
—aseguró JULIO—. ¿A que sí, TAREK?
—Sí, sí. Yo me fijado en que su
pelo era de color azul clarito y llevaba unos pendientes de bolitas de coral.
—Sus ojos negros estaban muy
juntos y las cejas también, tanto que se tocaban, era cejijunta —dijo AMIR.
—La nariz se levantaba de la punta
un poco respingona. Se había pintado la boca de color rojo, pero no le quedaba
bien porque tenía los labios demasiado delgados y se había salido —recordó IKER.
— ¡Ah! y pon que olía a pescado
—añadió CÉSAR.
—Sí, se le veía un tatuaje de un
delfín en el brazo —dijo SUSI.
—Tenemos la dirección, Avenida
del Mar, 82; aunque no sabemos ni el piso ni la puerta —le recordó DAVID.
—No importa con vuestra
descripción seguro que damos con ella. ¡Buen trabajo!
Bajaron al laboratorio a ver si la carne recogida en el parque tenía veneno. El analista introdujo un pedacito en un tubo de ensayo, después, le echó unas gotas rojas. Esperaron dos minutos y…. todo se volvió de color negro. No había duda: estaba envenenada.
Sheila entregó el retrato robot
que había dibujado con los niños a una patrulla para que fueran a registrar el
bloque de pisos en busca de la sospechosa.
Bajaron al laboratorio a ver si la carne recogida en el parque tenía veneno. El analista introdujo un pedacito en un tubo de ensayo, después, le echó unas gotas rojas. Esperaron dos minutos y…. todo se volvió de color negro. No había duda: estaba envenenada.
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http://www.elnortedecastilla.es/noticias/201507/30/media/cortadas/Imagen%20Seg%20polic%C3%ADa%2007%20TANARRO--575x323.jpg |
Mientras, el especialista del
laboratorio les explicaba que los venenos actúan paralizando la respiración y
el corazón o destruyendo los órganos y provocando derrames internos. Siempre es
una muerte muy dolorosa y cruel.
— ¡Pobres perritos y gatitos!
—se lamentaron SUSANA Y NORA.
—No os preocupéis por el dálmata
y los dos gatitos, Alejandra acaba de llamar para decirnos que ha estabilizado
al perro y que los tres se quedarán en la clínica hasta que se recuperen.
En ese momento, apareció el compañero de Sheila.
—Hemos detenido al secuestrador de la niña. La
pequeña está a salvo con sus padres.
— ¡Bien por Elisa! ¡Bien por los policías! —gritaban
eufóricos, aplaudían y saltaban.
Al instante, vieron entrar a los
miembros de la patrulla con la señora.
— ¡Mirad: la vieja envenenadora!
—exclamó SOFÍA.
—Esa mujer es un monstruo. ¡Uh!
—la abuchearon.
— CÉSAR, tenías razón, olía a
pescado porque trabaja en una pescadería —dijo Sheila—. ¡Os felicito, Comando
Lobo! En esta misión habéis
desenmascarado a un secuestrador y a una loca del veneno.
Todos los policías de la
comisaría se pusieron en pie y les aplaudieron.
—¡¡Bravo, Comando Lobo!!
Los chicos se sentían muy
orgullosos; no estaba nada mal salvar a una niña y a un montón de perritos y
gatitos.
Cristina, Antonio y Sheila se
los llevaron a cenar una pizza y unos zumos porque se lo habían ganado. ¡Atrapar
maleantes abre mucho el apetito!
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http://www.elperiodic.com/castellon/noticias/353782_polic%C3%ADa-nacional-visita-ni%C3%B1os-infantil-ceip-carles-salvador.html |
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